Este pequeñito de tres años es un rayo de sol a pesar de su condición. Sus pies torcidos no son obstáculo para su movilidad, es independiente y se mueve velozmente a donde desea llegar.
Su mamá caminó 5 kilómetros y viajó en un bus extraurbano por 5 horas con Brayan y su hermanita de 5 meses, para llegar al Centro Moore.
Su papá trabajó doble turno para ahorrar Q115 y pagar parte de los gastos, una ONG local ayudó con la diferencia.
Luego de una cirugía de 3 horas de duración, sus piecitos fueron enderezados. Ahora enfrenta un proceso de 6 semanas de recuperación con ambos pies enyesados.
«Gracias al Centro Moore mi hijo no tiene que arrastrarse más, ahora podrá caminar. Sueño con el día en el que pueda verlo jugar y correr con sus amigos».





