Este pequeñito ha vivido mucho a pesar de tener tan solo dos años. Su madre falleció recientemente de manera inesperada, luego del nacimiento de su hermanita menor. Desde ese día, a Axel no le gusta que la gente se acerque.
Nació con pie XXX y no podía caminar, haciendo más difícil su cuidado para su tía paterna, quien cuida de él y de su hermanita de tan solo un año.
A pesar de ser ahora un viudo, su padre Francisco, dejó su pueblo: Cuilapa, Santa Rosa y viajó por primera vez a la Ciudad Capital para buscar una cura para su hijo.
Escuchó sobre el Centro Moore a través de un pastor en su comunidad y pensó «no quiero que mi hijo diga cuando crezca: mi papá no luchó por mi bienestar, por eso vine».
Los doctores operaron ambos pies y le devolvieron un poco de esperanza a su familia. Ahora tiene yesos en sus piernas pero espera su nueva vida, con nuevos pies.
Ganando menos del salario mínimo, el papá hizo un gran esfuerzo para pagar por los exámenes de laboratorio, los rayos X y los costos de viaje y hospedaje para Axel, su hermana y su tía.
«Estoy agradecido por que fueron amables con mi niño y con mi hermana».